jueves, 14 de mayo de 2015

Salmo 91



El que habita al abrigo del Altísimo
    se acoge a la sombra del Todopoderoso.
Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio,
    mi fortaleza, el Dios en quien confío.»
Sólo él puede librarte de las trampas del cazador
    y de mortíferas plagas,
pues te cubrirá con sus plumas
    y bajo sus alas hallarás refugio.
    ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte!
No temerás el terror de la noche,
    ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que acecha en las sombras
    ni la plaga que destruye a mediodía.
Podrán caer mil a tu izquierda,
    y diez mil a tu derecha,
    pero a ti no te afectará.
No tendrás más que abrir bien los ojos,
    para ver a los impíos recibir su merecido.
Ya que has puesto al Señor por tu refugio,
    al Altísimo por tu protección,
10 ningún mal habrá de sobrevenirte,
    ninguna calamidad llegará a tu hogar.
11 Porque él ordenará que sus ángeles
    te cuiden en todos tus caminos.
12 Con sus propias manos te levantarán
    para que no tropieces con piedra alguna.
13 Aplastarás al león y a la víbora;
    ¡hollarás fieras y serpientes!
14 «Yo lo libraré, porque él se acoge a mí;
    lo protegeré, porque reconoce mi nombre.
15 Él me invocará, y yo le responderé;
    estaré con él en momentos de angustia;
    lo libraré y lo llenaré de honores.
16 Lo colmaré con muchos años de vida
    y le haré gozar de mi salvación.»


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